tiempo

explosion, abstract, light-1780299.jpg

Némesis

Diarios de Fin del Mundo

Me despierta punzante, apenas y rasga una ínfima parte de lo que soy, nace de mí. Observo en silencio, me aparto y le permito extenderse, crece adueñándose de las tenues sombras que dejo atrás y que va consumiendo veloz. Conmovido contemplo…

Es lo que no soy, efímero y breve, somos opuestos. Entonces, lo entiendo: soy Todo, principio y fin, penumbra y vacío.

Némesis Leer más »

fractal, background, abstract-1405730.jpg

Génesis

Diarios del Fin del Mundo

Siento, pienso, soy consciente. Entonces, me contemplo y me descubro eterno e infinito, basto: sin principio o fin. Soy todo, el TODO…

Vuelvo al silencio y duermo.

Génesis Leer más »

meadow, field, sunset-2667461.jpg

Fuertes y valientes, pero siempre empáticos y nobles ante el sufrimiento…

(Esto no trata de mí)

Hace poco más de dos años tuve el que ha sido el más fuerte colapso mental/emocional de mi vida, diversas circunstancias me colocaron en esa difícil situación, en aquel momento ante mi solicitud de ayuda tuvieron a bien acercarse muchas personas (a quienes estoy profundamente agradecido por ello), una de esas personas fue mi tío Ricardo.

Seguro estoy que a mi tío (como justo les ocurre a otros) le costó comprender aquello que me sucedía, nacido en otras circunstancias, en una generación distinta, formado en sus propias batallas, no tengo duda que le fue complicado entender; pero a pesar de ello no dudo de acercarse y apoyarme justo como su corazón le dictaba. Más de una ocasión me alentó acompañándome a salir de casa, a caminar un poco, en donde lo importante era moverse y platicar, siempre se mantuvo al tanto de mí, de mi proceso, con sus consejos y procuró integrarme a sus convivencias (cosas que siempre hizo, pero esta vez con mayor insistencia dado que soy un tanto distante); incluso a pesar de las objeciones por parte de mi familia (porque eran mis cosas) llego a remodelar mi habitación para modificar un poco mi entorno y créanme que todo aquello me ayudó.

No creo que el sufrimiento nos vuelva nobles, que el dolor santifique o nos haga ser mejores personas, pero creo que como respondemos ante el sufrimiento de otros, si refleja quienes somos; empatizar con otro, incluso aunque nos cueste comprenderlo, ello sin duda nos hace nobles.

Una cualidad más de mi tío fue su fuerza, la vida lo llevo por diferentes encrucijadas, algunas propias y otras de las circunstancias, que hicieron de él una persona fuerte de carácter y físicamente; esa fue su escuela, aquella que tomó y que inculcó, incluso en sus últimos momentos. Hace un año fue diagnosticado con Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), una enfermedad rara y feroz, que enfrentó justo como sabía: con fuerza y valentía, siempre luchó en sus términos. Aunque ha partido de este plano, logró sobreponerse a su enfermedad, puesto se mantuvo digno y fuerte hasta el final; dándonos una última lección de su fuerza y valentía, pero sobre todo de nobleza, porque incluso en aquel momento, lo más importante fue su familia.

Hablar de errores/defectos de quien parte y queremos es un sin sentido, puesto que al final no son estos por lo que amamos a las personas, sino por sus cualidades y lo que entregan a nosotros; por ello de esta forma es como elijo recordarlo desde esa fuerza, valentía, empatía y nobleza.

Esto no se trata de mí, aunque al final toda perdida se trata de nosotros, lo que perdemos y por ello lloramos, nos lloramos egoístamente porque aquello no será más para nosotros; escribo un poco sobre mí para hablar de él, para contar esta pequeña parte y en enorme gratitud hacia él, porque contribuyó a que yo siguiera en pie, además (aunque irónico) hoy enfrento su dolorosa perdida con entereza gracias a ese apoyo.

Quienes nos quedamos, sabemos que el mundo será más difícil para nosotros, por eso esto se trata de mi familia, a quienes les digo que recordémoslos y no olvidemos lo que nos enseñó: ser fuertes y valientes, pero siempre empáticos y nobles ante el sufrimiento; y que como familia siempre nos tenemos, los quiero.

Fuertes y valientes, pero siempre empáticos y nobles ante el sufrimiento… Leer más »

noche depresión

113 Las noches infinitas

¿Cómo se distingue un día de otro? El concepto de tiempo es propio de nuestra especie, una convención creada para organizar nuestras vidas (que en realidad podríamos considerar como algo arbitrario), puede sonar un tanto estúpido este planteamiento porque: ¡claro que existe el tiempo!, aunque en realidad aquello que percibimos es el efecto de este sobre el entorno y nosotros (crecimiento/envejecimiento). En realidad, me refiero específicamente a los días, semanas o meses… ¿Cómo sabemos en donde nos encontramos temporalmente sin un reloj o un calendario? Es decir: escribo esta entrada un día martes 13 de diciembre del 2022, y lo sé porque lo puedo ver en mi computadora, pero sin ello solo podríamos capaces de distinguir entre el amanecer, ocaso y noche. 

Desde hace muchos años vivo en un limbo en donde me cuesta distinguir entre días, semanas o meses, producto de la abstinencia de sueño, horas y horas prolongadas de insomnio. En donde dependo totalmente de consultar algún artilugio para saber cuando termina y empieza un día, quizás nuevamente suene descabellado, pero en la oscuridad de la mente la noción de tiempo como lago ordenado se pierde por completo, simplemente se percibe como aquello que consume irremediablemente. 

Algún tiempo (otra vez la palabra) logré escapar de esta maldición, pero por alguna razón siempre retorna a mi vida, sumido en el eterno uróboro provocado por la depresión. Noches infinitas de revolver las sabanas, consumir tabaco y medicación, todo en un intento fútil de darle orden al caos. Y constantemente me preguntó desde, ¿cuánto tiempo seguiré viviendo así?, ¿algún día llegará a su fin?

Supongo poco sentido tienen estas letras, porque nada he dormido al escribirlas, pero justo por ello he comenzado a escribir este diario del fin del mundo (mi mundo). Otro día, otra noche, el mismo vacío… 

113 Las noches infinitas Leer más »

inhabitable

Inhabitable

No es tu ausencia, es el silencio.
Mi risa y carcajadas apagadas, 
llenando el  vacío de esta casa. 
Es la cama en donde no estamos,
el óxido de mi cuerpo, 
el polvo sobre las sabanas.

Son mis ojos mortecinos, 
y mi sonrisa llana, 
los fantasmas del recuerdo 
que danzan en cada habitación. 
Es el derrumbe de las promesas, 
los escombros de mi corazón, 
el gris de paredes 
adornadas de olvido hoy. 

Es el dolor que inunda este suelo,
las grietas que parten cada rincón,
es el fuego que consume lo que ya no es.
Es el tiempo suspendido en este sitio, 
convertido en domingos eternos, 
el primero del año, en minutos perpetuos.

No... No es tu ausencia, 
son los daños y está endeble estructura
que apenas resiste, 
lo que hace inhabitable este cuerpo,
este espacio, que tu hogar un día fue.

Ver en Instagram

Inhabitable Leer más »

Ventinueve

Otro más, y comienza a cobrar sentido, sería una buena oportunidad para alguna crisis o al menos lo seria si ese no fuera un estado permanente.

Otro más…

 

Ventinueve Leer más »

Breve largo adiós

—Debes aprender a dejar ir el pasado, no aferrarte a quien te ha hecho daño.

Fueron sus últimas palabras al marcharse, y aun después de tanto tiempo, sigo pensando en la ironía que guardan.

Breve largo adiós Leer más »

27

— ¿Cuándo vas a crecer, Oliverio? Ya estas bastante grandecito para seguir haciendo pendejadas.— Me soltó a quemarropa, aunque mi nombre no es Oliverio y quizás no hayan sido esas sus palabras, posiblemente estoy algo confundido y solo he mezclado escenas de alguna película.

He tenido muchos nombres, alter egos, mas nunca me he llamado Oliverio. Me encanta mi nombre: Luis, pues me recuerda a mi abuelo; sin embargo me habría gustado ser Oliverio o Pablo o Mario o Fulano de Tal, Poeta. Quizás por eso me reinvento a cada momento, en cada letra, mala letra; para ocupar ese espacio que he creado deseando ser quien no soy.

Y tal vez, por eso he muerto varias veces, un par al menos, las necesarias aunque por ahora ninguna la definitiva. Entre tragos, cigarros, amores, tristezas y las noches…

Muchas noches. Envuelto en pensamientos, sumergido en el silencio.

—Busca una mujer, alguien que te quiera, cásate y se responsable. ¡Ya estas viejo! — Estas si fueron sus palabras, las recuerdo con precisión puesto que aún resuenan en mi interior.

¿Responsable? ¿De quién? Si soy incapaz de serlo de mí, por eso a las primeras de cambio, muero. Desaparece un ego y nace uno nuevo, con la esencia del anterior, con lo mejor de él o al menos eso quiero creer. He muerto tantas veces, las necesarias. No sé cuántas vidas me quedan…

—Te quiero; pero no puedo verte mas así, por eso me voy. — Se despidió de mí al mismo tiempo que me había deseado un “feliz cumpleaños”, y así empezaba otro giro entorno al sol: “¡Felicidades y Adiós!”.

Veintisiete, casi todo un año de posibilidades, para aprender a tocar un instrumento, para reunir un grupo y para grabar un gran disco. Todo un año para morir, otra vez.

— ¿Crecer? Quizás mañana, hoy… ¡Hoy es mi cumpleaños!— fue lo único que le dije.

 

27 Leer más »