marzo 2012

48 Dormir, soñar; conciencia.

El sueño y yo tenemos una amarga historia, con momentos memorables como en toda relación. Uno necesita dormir para dejar descansar las ideas, para depurar la memoria y organizar los pensamientos. Al hacerlo me he encontrado con sueños y pesadillas, con alivio al cansancio y con una infinita pesadez, esta relación sin duda es de contrastes.

Algunas noches se me niega por completo el descanso, algunas noches con sus días; he llegado a pasar hasta 72 hrs sin pegar los ojos y como acto de venganza demuestro mi infinito desprecio a dormir. Desvelándome solo por el placer de hacerlo, no por la necesidad del silencio. También ha existido la contra parte, dormir hasta cansarse; dormir por 24 hrs.

Aún recuerdo la noche más terrible, donde dormir fue una tortura; un episodio de terror nocturno. “Se me subió el muerto”, dicen; puedo jurar que en ese momento cada sensación era tan real y tangible; existía sin la menor posibilidad de duda. Mi mente racional me ha hecho asimilar aquel «sueño», sin ninguna complicación posterior; sin explicaciones espirituales o ajenas a este mundo. Un simple accidente del sueño.

Pero ahora, lo que más recuerdo, lo que más deseo; es un momento que solo he experimentado en dos ocasiones. Algunos lo consideran como un acto místico, extrasensorial; una situación espiritual que nos vincula con lo divino. No puedo negar que es una sensación maravillosa e indescriptible, plena y llena de luz; aunque solo dos veces me ha ocurrido esa percepción es tan clara para mí. La conciencia plena del dormir, de una realidad construida enteramente por mi mente; un sueño lucido.

Ahora eso es lo que más anhelo, quiero dormir y soñar con la mente despierta. Quiero volver a experimentar un sueño lucido.

A próposito… Escribo

 

Mi caso es peculiar. Yo lloro palabras. Mis lágrimas son tinta que resbalapor mi alma y caen, gotita a gotita, en un papel. Cada poema es un llanto,un lamento, una pregunta, un ‘te amo’, un ‘no me olvides’, un ‘¿meacompañas?’ Escribo para mantener a raya la locura y que no me coja. A llorar versos en flor, los pétalos forman un charco de perfume ymelancolía que baña mis pasos cuando siento que me perdí en el camino yestoy varado en la senda del barro de mi propia oscuridad.

«El cementerio de los versos prohibidos» – Txus Di Fellatio

 

«Escribo» – Txus Di Fellatio

Intoxicado

Soy una jaula de palabras, de todas aquellas calladas. Verdades, mentiras e historias sin contar; una a una se fueran acumulando. Hacinándose en mi interior.

Soy su carcelero, las vigilo con atención pues buscan escapar; anhela su libertad. Tocan con fuerza las rejas de esta prisión, gritan y reclaman; sollozan y exigen… No las puedo culpar, después de todo las encerré sin razón, por miedo a hablar; las encerré porque “no sabia que decir” o les dije que las pronunciaría después porque no era el momento. Esa es la verdad, secuestre estas palabras y les he negado la luz; debo cuidarlas por todo lo que pudieran contar.

Pero hay días en que estos huesos no bastan para contenerlas, son tantas y ha sido tanto tiempo; que me es difícil mantenerlas en mi interior. Se agolpan en mi corazón, me saturan el pensamiento; se acumulan hasta congestionarme el hígado y embriagarme. Es entonces cuando comienzo a vomitarlas, por montones y sin sentido; llegan fuera de contexto, mutiladas e incompletas; en historias ficticias que nada tienen que ver conmigo o quizás todo. Y yo, en medio de esa borrachera; me aferro esperando e intentando ordenar esas palabras que llegan sin que puedan decir lo que debían ser en realidad. Así transcurren las horas, hasta que la embriaguez da paso al sueño.

Al despertar ordeno el desastre que he dejado, vuelvo a encerrar las palabras que aun han quedado dentro de mi, les pongo un candado mayor; aunque sé que un día cederá y esas palabras me intoxicaran hasta vomitarlas.