agosto 2012

Happy fucking birthday to me

Y una vez más he completado una vuelta alrededor del sol, suman veintiséis desde que nací; cumpleaños le dicen. Es un tanto raro escribirlo, pasar esa línea de los veinte años y acercarse a los treinta; solo tengo que aguantar algunas vueltas más en pie. Simple.

Luego recuerdo que tengo un conflicto con el tiempo, con el Señor Tiempo. En algún momento se detuvo para mi, entonces deje de crecer (aunque no de envejecer que seria afortunado de cierta manera); y me descubrí siendo el mismo durante varios años, inmutable.

No es culpa del tiempo, simplemente no quieres ser como los demás”; dicen y supongo que es verdad. Así fue como quede fuera de lugar, suspendido en el tiempo; atrapado en un déjà vu permanente y necio a vivir el mundo como creía que debía ser. Nada simple.

Es curioso como el tiempo cambia las cosas, me gusta creer que es siempre para bien; aunque a veces las cosas se sientan un tanto jodidas. ¿Qué mejor forma de crecer que a través de la adversidad? Por eso me gusta llamar este año como el año en que comencé a crecer, después de perderme como nunca lo había estado; me descubro siendo el mismo aunque un poco más completo. Mas yo, sí eso es posible.

Crecer es fácil, nadie nunca dijo. Aun sigo buscando algunas partes de mí, entre lo que creo y es; buscando el equilibrio para mantener la cordura. Ojala y el Señor Tiempo este de mi lado.

«Mi Cumpleaños» – Hombres G

«Hoy es mi cumpleaños… Felicítame.»

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El problema

El problema es que tú te entregas con el corazón.

— ¿Hay otra forma de entregarse?

— No lo se, pero de esa forma saldrás lastimado.

— ¿Lastimado? Un corazón roto no es tan grave.

— Entonces, ¿no tienes miedo?

— ¡Claro que tengo miedo! Pero también tengo esperanza y después de todo de eso se trata. ¿No? Dar lo mejor y esperar que resulte, es un salto al vacío.

— No se si eres valiente o imbécil.

— Los dos, y ese es el problema.

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Los Abajo-Aplastados

Hace tiempo escribí este texto sobre México, la violencia; la realidad que nos ha desgarrado como país. El adjetivo abajo-aplastados lo tome de los artículos de Luis González de Alba.

El león esta suelto, corre por las calles. Los abajo-aplastados viven temerosos, llenos de incertidumbre; viven “con el Jesús en la boca”.

El estado de armas prevalece, se hace presente a cada instante; en cada conversación. Todos lo saben, pero intentan ignorarlo; es un secreto a voces con muchos eufemismos. Porque de alguna forma se debe mantener la rutina, de alguna forma se debe simular una vida tranquila.

Los abajo-aplastados deben luchar día a día para ganarse el pan, deben ser buenos ciudadanos; cumplir con la ley y sus responsabilidades; mucho mejor si están bien informados consumiendo lo que los medios producen. Deben hacer lo correcto, lo necesario.

Seguir siempre adelante con la esperanza puesta en un mejor mañana, esa esperanza que los mantiene; que los caracteriza… Que los consuela. Todo sea por un mejor futuro.

Los abajo-aplastados olvidan quien sostiene la nación en pie, lo olvidan por que callan; porque esperan ese mejor mañana con paciencia e impávidos. Lo olvidan porque se acostumbraron al miedo, a la incertidumbre. Lo olvidan porque “poco es mejor que nada”, porque “se podría estar peor”. Porque “nada se puede hacer”, porque no pueden confiar en la autoridades y sobretodo porque las balas tienen nombre.

Así viven los abajo-aplastados aferrados a la esperanza, silenciosos y sin memoria.

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Comprender

Comprendo — dije, por responder algo; porque tenia que decir algo. ¡¿Pero quien demonios comprende a otro ser humano?! A veces incluso somos incapaces de comprendernos a nosotros mismos como para intentar comprender a alguien más, solo pretendemos hacerlo.

¡Claro que no comprendía! Intentaba asimilar cada una de sus palabras, encontrar la lógica que se escondía detrás de ellas; detrás de sus acciones. ¿Qué paso? ¿Cuando? ¿En que momento se fue todo al carajo y no me di cuenta de ello?

Y así continúe asaltado por miles de preguntas, sumiéndome en el silencio mientras la observaba; ella continuaba diciéndome algunas cosas pero yo solo podía concentrarme en los recuerdos, en aquellos momentos que uno piensa que nunca terminara y que justo se presentan al final para hacer más difícil las cosas. Aunque dudo de que exista una forma de hacerlas simples. ¿Por qué no ayer? ¿Por qué no hace una semana? ¿Un mes? ¿Para que esperar? Si nada había cambiado, si seguíamos actuando de la misma manera; si todo era igual… al menos para mí.

— ¡Lo ves! — Su voz interrumpió mi pensamiento, regresándome a aquella habitación. — ¡Justo es lo que te estoy diciendo! Eres incapaz de escucharme, solo piensas en ti. ¡Eres un egoísta! ¿Y dices comprenderme? — Entonces fui capaz de hacerlo, por primera vez y como nunca lo había hecho; quizás mejor de lo que ella misma será capaz. Quizás mejor de lo que yo seré capaz de comprenderme.

Te deseo lo mejor — dije mientras me alejaba, la respuesta le tomo por sorpresa y solo atino a balbucear algunas palabras. Me marche sumiéndome de a poco en mis pensamientos, mientras ella comenzó a gritar no sé que cosas. Nada quedaba ahí para mi, nada para quedarme; nada que comprender.

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Me gusta…

Me gusta.
Imperfecta,
alegre;
risueña,
valiente.

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lejana,
aunque no ausente.
Temporal,
pero no efímera.

Me gusta.
Sin entenderlo,
sin razón
o motivo.
Sin cuestionarlo.

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de pies a cabeza,
breve como es.
Ella me gusta.

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