junio 2012

dealer de besos

Adicto

El problema con los besos es que crean adicción, no se pueden besar unos labios sin volverlos a desear. Aunque no siempre enganchan a la primera, en ocasiones hace falta probar dos o más veces; son una droga perfecta.

Entonces vamos en busca de más y más besos; nunca son suficientes. Devorarse a besos, consumirse y jamás saciarse. ¡Quiero un beso más! Que dure la eternidad y al final quiero mil más.

Lo terrible de los besos es su ausencia, la abstinencia es desgarradora, como se sufre cuando no se tienen y se convierten en nuestra única necesidad. Lo peor, es que uno no pude salir y buscar cualquier dealer, porque nunca es igual. ¿En qué otra boca que no te pertenece encuentro tus besos?

¡Maldigo tus labios!, con su dulce veneno que me intoxica y consume, porque justo ahora tiemblo… Por solo uno de tus besos. 

Aunque…

Aun con tus reglas,
este es mi juego;
donde yo se que quiero…

y no.

No quiero una mujer de fantasía,
que sea perfecta.

Quiero una mujer real,
que me haga sentir.

No ofrezco ni mi luna o mis noches,
estrellas o ser alguien mas.

No prometo ser un príncipe
o convertirme en quien no soy.

Quiero a una mujer,
que acepte mis tristezas;
aun sin comprenderlas.

Comparta mis alegrías
y me regale sonrisas.

Quiero tu locura
contagiando mis días.
Y quiero sobretodo saber si eres tu,
aunque quizás no lo seas.

Tristes

¿Qué dirá el mundo?
Si dos tristes se encuentran.
Si tu soledad acompaña a la mía.
Si compartimos nuestras tristezas.
¿Qué dirá la felicidad?
Permanecerá indiferente
o tendría alguna objeción
negando su presencia.
¿Qué pasaría?
Si la tristeza fuera solo mía.
Si solo fuera mi imaginación
y tu seas ajena a mi vida.
Ahora lo se… 

Renuncio

Renuncio — dije —
a versos forzados
y lugares comunes.

A las letras
que se me niegan,
metáforas
que nunca llegan.

A esquivas musas
y mis estúpidas palabras.
Mis jodidos días
y noches en vela.

Al deseo,
al anhelo o el impulso;
de tomar una pluma
o azotar el teclado.

A escribir
o si quiera intentarlo.

Renuncio — dije—
a todo, por lo menos
hasta mañana.