pensamiento

Deslízate

Deslízate entre mi piel y mis sueños, domina mis miedos; transforma mis dudas. Conviérteme en un optimista y llévame al mundo de ensueño, quiero ver todo color rosa. Quiero lágrimas de risas, quiero planes y promesas; que tu mano sea la que guie mi andar.

Deslízate y llévame contigo, escapemos lejos de todo; para ser los únicos extraños y nunca terminar de conocernos. Para creer que nos pertenecemos, que el azar es destino; convencernos que así está escrito. Y olvidemos por completo todo lo que dejamos.

Deslízate entre mis ideas, nubla mi razón; aniquila mi pensamiento. Silencia las dudas, encarcela mi sentido común; hazme creer que dos son uno y ese uno eres tú. Que yo no existe, porque es egoísmo y esto debe ser perfecto.

Deslízate una vez más, la última vez; fuera de mí.

La Tempestad

La tormenta se desata, inicia el huracán; las ratas son las primeras en escapar. Suena la alarma, es el rápido palpitar de mi corazón; anunciando el desastre. El viento agita mi alma, estremeciendo el mundo; enredando nubes y recuerdos que llenan de penumbra mi interior. La lluvia arremete con fuerza, desbordando las pupilas e inundando mi voz.

En medio de la nada me aferro a mi embarcación, esperando resistir la violencia de las olas. La hipotermia se hace presente, es el tiempo sumergido. Mi pensamiento se enturbia, es la niebla y la noche; es el frio y el miedo. La tormenta no cesa, tiemblo.

Avanza la tempestad consumiendo mis fuerzas, por un instante los relámpagos me arranca del letargo. Lentamente anestesiado por el cansancio, y sin señales de tregua; dormito.

Despierto, descubierto por los rayos del sol. Las aguas en calma, mi barco a flote y mi alma serena. Observo el horizonte, buscando alrededor y lo descubro… Una mentira, una ilusión; el ojo del huracán.