corazón

Marchito

Caminábamos por aquellas calles, tomados de la mano, mientras le contaba de aquello que soñaba para nosotros. Su silencio interrumpió mis palabras, observé su rostro, aquel silencio habló con una certeza que fracturó todos los sueños y promesas.

Caminamos en silencio, mientras tomaba su mano que hace tiempo me había soltado… Y comencé a extrañarla desde ese momento. 

inhabitable

Inhabitable

No es tu ausencia, es el silencio.
Mi risa y carcajadas apagadas, 
llenando el  vacío de esta casa. 
Es la cama en donde no estamos,
el óxido de mi cuerpo, 
el polvo sobre las sabanas.

Son mis ojos mortecinos, 
y mi sonrisa llana, 
los fantasmas del recuerdo 
que danzan en cada habitación. 
Es el derrumbe de las promesas, 
los escombros de mi corazón, 
el gris de paredes 
adornadas de olvido hoy. 

Es el dolor que inunda este suelo,
las grietas que parten cada rincón,
es el fuego que consume lo que ya no es.
Es el tiempo suspendido en este sitio, 
convertido en domingos eternos, 
el primero del año, en minutos perpetuos.

No... No es tu ausencia, 
son los daños y está endeble estructura
que apenas resiste, 
lo que hace inhabitable este cuerpo,
este espacio, que tu hogar un día fue.

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Ladrona de Sonrisas

Ladrona de Sonrisas

Se quedó, ahí donde nació.
Agazapada, escondida,
entre dudas y miedos;
tras enormes murallas.

Se quedó oculta y en silencio,
cuando nació radiante y estruendosa.
Se quedó esperando volver a sentir:
El candor y el amor que vida le dio.

Anda en donde nunca miras,
en donde dejas aquello que evitas,
en donde habita aquello que no hablas. 

Ahí, solitaria y no tan ajena,
vive entre tus dudas y tus miedos,
vive tras las murallas que has alzado,
vive en esa parte oculta de tu corazón.

¡Oh, pobre de ella!
Pobre sonrisa la mía,
perdida en aquel lugar;
respirando entre tus latidos.
Ajena a mi rostro, como tú a mí. 

Desapareció tras tu partida
y pensé llamarte: ¡Ladrona!
Entonces dudé, en la soledad,
en el frío de tu cuerpo ausente.

Aún dudo... 
Si aquella sonrisa,
que nació con tu llegada:
¿A quién pertenece? ¿Era tuya o mía?

O quizás...
Únicamente viniste mi vida,
con todo tu candor y amor,
a plantar en mí una sonrisa
en el árido páramo de mi rostro.

Y alimentarla,
hacerla crecer y brillar,
solo para después robarla.
Sin saberlo o proponértelo.
¡Oh, ladrona de sonrisas!

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depresion

De Premere

Trabajar a oscuras,
con el alma apagada,
con el pensamiento nublado.

Andar en tinieblas,
con un abismo por dentro,
con la inercia de la vida.

Vivir a penas,
con la mente en agonía,
con las ideas revueltas.

Seguir sin aliento,
con los pulmones en apena... 
Pero aún sonriendo. 

La noche traga
y el día escupe un muerto.
Que trabaja, anda y vive... 
Y así, en silencio resiste. 

Dos poemas

Tengo un poema:
en la punta de la lengua, 
En la yema de mis dedos...
En busca de fuga. 

Un poema:
inspirado en tus caderas 
y tu alma bella. 

 Un poema:
en espera de respuesta, 
de volverte a encontrar. 
Aunque ello nunca llega. 

Tengo un poema:
que he escrito
en tu ausencia, 
intoxicado en licor;
en la puerta del baño
de este jodido bar, 
con estas tristes letras.

Corazón Funambulista

Corazón noble, 
funambulista ciego. 
Que cruza sobre el abismo
a paso lento y latido temeroso. 
Entre la ansiedad y el miedo, 
entre la nostalgia y el duelo. 

Corazón guerrero... 
¡Espartano valiente!
Que cruza sobre el abismo 
temerario y optimista. 
Entre la esperanza e ilusión, 
entre el amor y los sueños. 

Late, late, late... 
Sigue sobre el abismo, 
al filo de la cuerda. 
Sin dar tregua, 
sin un paso atrás, 
sin pestañear. 

Late, late, late... 
No desistas en tu andar, 
No dudes más. 
La cuerda es larga, 
mayor tu entereza. 

Corazón pequeño. 
Mi pequeño corazón:
¡Esto también pasará!

El problema

El problema es que tú te entregas con el corazón.

— ¿Hay otra forma de entregarse?

— No lo se, pero de esa forma saldrás lastimado.

— ¿Lastimado? Un corazón roto no es tan grave.

— Entonces, ¿no tienes miedo?

— ¡Claro que tengo miedo! Pero también tengo esperanza y después de todo de eso se trata. ¿No? Dar lo mejor y esperar que resulte, es un salto al vacío.

— No se si eres valiente o imbécil.

— Los dos, y ese es el problema.

Me gusta…

Me gusta.
Imperfecta,
alegre;
risueña,
valiente.

Me gusta
lejana,
aunque no ausente.
Temporal,
pero no efímera.

Me gusta.
Sin entenderlo,
sin razón
o motivo.
Sin cuestionarlo.

Me gusta
de pies a cabeza,
breve como es.
Ella me gusta.

Dolor de Media Tarde

De este dolor de media tarde, mientras me devoro el corazón a cucharadas de nostalgia; escucho tu ausencia a mi lado… en esta silla vacía junto a la mesa, en el monótono dialogo en que me he enfrascado con la nada.

Apresuro cada cucharada, no obstante procuro saborear cada una con calma; sigo alimentando mi insaciable tristeza y procuro ignorar el vacío que me rodea. Debo salir de prisa, regresar a las labores del día y huir de mí; lejos de este lugar lleno de memorias que no me pertenecen… que me resultan tan ajenas como el tipo que veo cada mañana frente al espejo.

Debo escapar… en busca de alguien, de quien sea; cualquier compañía es buena cuando no se quiere estar con uno mismo o por lo menos cuando se desea alejarse de un hogar extraño, poseso de fantasmas y demonios. Entonces me refugio en la multitud, en la muchedumbre ignorante de la ausencia que me invade y persigue.

Repetir la misma tarea rodeado de extraños, aliviado de encontrar mas cosas por hacer y de que aun no llega la noche para carcomerme; que aun me queda la tarde.