— El problema es que tú te entregas con el corazón.
— ¿Hay otra forma de entregarse?
— No lo se, pero de esa forma saldrás lastimado.
— ¿Lastimado? Un corazón roto no es tan grave.
— Entonces, ¿no tienes miedo?
— ¡Claro que tengo miedo! Pero también tengo esperanza y después de todo de eso se trata. ¿No? Dar lo mejor y esperar que resulte, es un salto al vacío.
— No se si eres valiente o imbécil.
— Los dos, y ese es el problema.