Adicto

dealer de besos

El problema con los besos es que crean adicción, no se pueden besar unos labios sin volverlos a desear. Aunque no siempre enganchan a la primera, en ocasiones hace falta probar dos o más veces; son una droga perfecta.

Entonces vamos en busca de más y más besos; nunca son suficientes. Devorarse a besos, consumirse y jamás saciarse. ¡Quiero un beso más! Que dure la eternidad y al final quiero mil más.

Lo terrible de los besos es su ausencia, la abstinencia es desgarradora, como se sufre cuando no se tienen y se convierten en nuestra única necesidad. Lo peor, es que uno no pude salir y buscar cualquier dealer, porque nunca es igual. ¿En qué otra boca que no te pertenece encuentro tus besos?

¡Maldigo tus labios!, con su dulce veneno que me intoxica y consume, porque justo ahora tiemblo… Por solo uno de tus besos. 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.