Que extraño es descubrir o redescubrir un lugar que se cree conocer, que se ha recorrido varias veces; aunque siempre durante el día. Que extraño es recorrerlo con el manto de la noche, con sus calles atestadas de gente y con música de fondo.
Real de Catorce siempre será un lugar hermoso y aunque suene a cliché: mágico, pues ese el mejor adjetivo para describirlo. Y justo solo en eso podía pensar anoche mientras me descubría en medio de este pueblo como la primera ocasión en que lo visitaba de noche, no era el único pues también era así para mis acompañantes; la cercanía es la culpable sin duda. Vivir tan cerca que nuestra visita es tan breve, no nos damos el tiempo para maravillarnos por entero; tanto como es capaz de hacerlo este pueblo.
Afortunadamente acudía a una cita, a escuchar a un poeta que admiro de corazón; al maestro José Cruz. Y aun me siento flotando, extasiado por la música, por lugar y el momento. Si existe la envidia de la buena es la única que puedo sentir por las letras de José Cruz, por su obra poética. Su música que es justo un hechizo, pues me yo era acompañado por algunos que desconocían el objeto del evento y regresaron encantados por lo escucharon. ¿Cómo no amar un buen poema, si la vida es poesía?
Gracias al maestro José Cruz, por sus letras y sobretodo por su enorme fuerza; por seguir siempre adelante a pesar de la dificultad. Gracias por una mágica noche, en un mágico pueblo.