musica

063 Real de Catorce

Que extraño es descubrir o redescubrir un lugar que se cree conocer, que se ha recorrido varias veces; aunque siempre durante el día. Que extraño es recorrerlo con el manto de la noche, con sus calles atestadas de gente y con música de fondo.

Real de Catorce siempre será un lugar hermoso y aunque suene a cliché: mágico, pues ese el mejor adjetivo para describirlo. Y justo solo en eso podía pensar anoche mientras me descubría en medio de este pueblo como la primera ocasión en que lo visitaba de noche, no era el único pues también era así para mis acompañantes; la cercanía es la culpable sin duda. Vivir tan cerca que nuestra visita es tan breve, no nos damos el tiempo para maravillarnos por entero; tanto como es capaz de hacerlo este pueblo.

Afortunadamente acudía a una cita, a escuchar a un poeta que admiro de corazón; al maestro José Cruz. Y aun me siento flotando, extasiado por la música, por lugar y el momento. Si existe la envidia de la buena es la única que puedo sentir por las letras de José Cruz, por su obra poética. Su música que es justo un hechizo, pues me yo era acompañado por algunos que desconocían el objeto del evento y regresaron encantados por lo escucharon. ¿Cómo no amar un buen poema, si la vida es poesía?

Gracias al maestro José Cruz, por sus letras y sobretodo por su enorme fuerza; por seguir siempre adelante a pesar de la dificultad. Gracias por una mágica noche, en un mágico pueblo. 

 

063 Real de Catorce Leer más »

053

Quisiera escribirlo, pero no puedo; ni yo mismo soy capaz de entender.
Solo hay días que es más fuerte que yo y me engaño.
Eso es todo, repetir la mentira hasta hacerla real.
Aunque hasta ahora no ha funcionado.
Nada mas queda.
Nada.
Oscuridad, guárdame.
«Ayer» – Disidente

053 Leer más »

Escucha

¿Puedes escuchar los violines? ¿No? ¿Y pájaros? Tienes que escucharlos. Se acercan trinando por el cielo, los violines quizás es cosa mía pues a veces escucho cosas que no existen; pero los pájaros, se acercan y cantan con fuerza. Te digo, solo es cuestión de poner atención.

¿Sabes? Eso de la música, podrás pensar que estoy loco o que te digo una mentira; pero a veces la escucho es como si trajera una cajita de música aquí adentro, en el corazón; no siempre suena y ni siquiera es la misma melodía. ¡Pero acércate! Pégate a mi pecho y escucha, veras que es verdad.

¿Nada? ¡Imposible! Si justo en cuanto te me acercaste comenzó a sonar con mas fuerza, hasta parece que le dieron cuerda; clarito escucho todo un concierto que se propaga por mi cuerpo. Se siente como un calorcito muy agradable, que va quemándome de a poquito desde mi corazón hasta las uñas de mis dedos; poniéndome los pelos de punta y sacudiéndome por dentro.

Aunque no siempre se siente rico, a veces quisiera arrancarme la piel; para sacar ese hormigueo y acallar ese sonido infernal. Me tapo los oídos para no escuchar, con mucha fuerza pongo mis manos; pero no cesa. ¿Y como no lo voy a oír? Si viene de adentro de mí. Entonces solamente me tumbo en la cama a aguantar los temblores como condenado, hasta que pasa; a veces dura poquito y otras… Bueno, prefiero mejor ya no acordarme.

Lo que escucho ahorita, me gusta; es tan dulce esta melodía que hasta le siento sabor aquí en la lengua. Me encantaría que también pudieras percibirla. ¿Sera que estamos en diferentes frecuencias? A lo mejor eso es, entonces no podemos escuchar lo que traen otras personas sonando por dentro y a veces tampoco podemos oírnos a nosotros mismos; pero te digo que es solo cuestión de poner atención.

Aunque con tanto ruido, puedo entender esa sordera; nos asustamos del silencio y todo el día tenemos algo para espantárnoslo. Desde que despertamos prendemos la televisión para estar informados, en el carro el radio para saber del tráfico; si el solo carro se basta para no dejar que la calma se acerque, andamos de un lado a otro con los audífonos puestos o hablando hasta por los codos y así pasamos las horas. Estamos tan acostumbrados al sonido que cuando el silencio nos encuentra nos da miedo y corremos a escondernos bajo las sabanas hasta quedarnos dormidos, pero pobres de nosotros si nos agarra el insomnio. Porque entonces no queda mas que escuchar, escucharnos; hasta que el silencio se de por bien servido y el cansancio termina por rendirnos.

Quizás por eso algunos escuchamos con más facilidad las cosas, yo por ejemplo; llevo varios días sin dormir y supongo que el insomnio a fuerzas de hacerme callar, me fue afinando el oído. Por eso te digo, que quizás no estamos en la misma frecuencia; yo estoy aquí escuchando una sinfonía y tu ni si quiera me has dicho si escuchabas cantar a los pájaros.

Escucha Leer más »